viernes, 20 de abril de 2018

¿Buena o mala suerte? Yo me quedo con la gracia de Dios

En ocasiones esperamos que si le pedimos a Dios que haga este milagro o el otro, él cumplirá nuestra voluntad. Si no lo cumple, podemos llegar a "enfadarnos" con él e incluso llegar a negarlo y a decir que no existe. A la ligera concluimos"si no hace lo que le digo, es que no existe".

Ciertamente, Dios no juega a ser el mago de nuestras voluntades. Sino que nos da la gracia a cada uno de nosotros de superar esas dificultades que la vida nos plantea. A Dios hay que perdirle fuerza, valentía, coherencia, capacidad de perdonar... pero no que nos apruebe un examen que no hemos estudiado.

En cualquier caso, hasta lo que parece la mayor de las bendiciones puede convertirse en un tormento y viceversa.