martes, 13 de marzo de 2018

Faltan 11 días



1.      Párate

En un momento de silencio, respira tranquilamente y olvídate de todo lo demás. Hazte consciente de tus propios sonidos. Eres tú. Es ahora… Dios está aquí. Salúdalo.

2.      Déjate iluminar

Nos centramos en el Evangelio de este pasado cuarto domingo de cuaresma. Seguimos con ese proceso de “Cuarésmate”, de parar, de pararnos en aquello que es más importante.

Juan 3,14-21
En aquel tiempo, dijo Jesús a Nicodemo: "Lo mismo que Moisés elevó la serpiente en el desierto, así tiene que ser elevado el Hijo del hombre, para que todo el que cree en él tenga vida eterna. Tanto amó Dios al mundo que entregó a su Hijo único para que no perezca ninguno de los que creen en él, sino que tengan vida eterna. Porque Dios no mandó su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no será juzgado; el que no cree ya está juzgado, porque no ha creído en el nombre del Hijo único de Dios. El juicio consiste en esto: que la luz vino al mundo, y los hombres prefirieron la tiniebla a la luz, porque sus obras eran malas. Pues todo el que obra perversamente detesta la luz y no se acerca a la luz, para no verse acusado por sus obras. En cambio, el que realiza la verdad se acerca a la luz, para que se vea que sus obras están hechas según Dios."



3.      Remuévete
El egoísmo, la intolerancia, la poca fe… nos hacen caminar en tinieblas. Entre las verdades del Señor y las mentiras de los hombres, preferimos escuchar a los hombres. Y así nos apartamos de Dios, que nos ama hasta el extremo.Jesús no va por la vida juzgando a las personas, al contrario, lo que transmite con su forma de vivir es perdón, cariño, respeto y comprensión.





     4. Rezamos juntos.

Jesús, perdona mi forma
de juzgar a las personas,
de criticar al que es diferente,
al que piensa distinto.
Ayúdame a eliminar lo que no me ayuda,
lo que hace que me encierre en mí mismo.
Que nacer de nuevo sea para mí una oportunidad