PARA ESO-BACH
1. Párate
En un momento de silencio, hazte consciente de quién
eres, de dónde estás, de ti mismo. Siente que no estás solo. Dios aquí y ahora
está contigo.
2. Déjate iluminar
Nos
centramos en el Evangelio de ayer, segundo domingo de cuaresma. Estamos
empezando ya la segunda semana de este tiempo. Seguimos con ese proceso de
“Cuaresmate”, de parar, de pararnos en aquello que es más importante.
Del Evangelio de San Marcos 9, 2-10
En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago
y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de
ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede
dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés,
conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús:
"Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti,
otra para Moisés y otra para Elías." Estaban asustados, y no sabía lo que
decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: "Éste
es mi Hijo amado; escuchadlo." De pronto, al mirar alrededor, no vieron a
nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó:
"No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre
resucite de entre los muertos." Esto se les quedó grabado, y discutían qué
querría decir aquello de "resucitar de entre los muertos".
3. Remuévete
Seguro que más de una vez en tu vida has dicho esta
frase… ¡Qué bien se está aquí!
Quizá contemplando una
puesta de sol, en el mar o la montaña, empapado de serenidad ante la inmensidad
del horizonte. Quizá oyendo una melodía, o conversando con alguien con quien
sintonizas bien. O… en un ratito de oración. Y querríamos que ese momento se
prolongase indefinidamente porque una ola de bienestar nos invade…
Pero también en ocasiones, vemos que esta frase la
utilizamos para no comprometernos, para quedarnos como estamos. Por eso hoy
invitamos a reflexionar qué hay en mi vida que no me deja pararme en aquello
que es más importante.
4.
En sus manos
Rezamos
juntos.
Ya bajo, Señor.
Me implicaré en el aquí y ahora.
Buscaré la sencillez y la dulzura de las cosas
cotidianas.
El milagro del encuentro con los demás.
Me arrimaré a ti, que me llenas con tu luz
y que
me valoras por lo que soy.
Me alejaré de las mortecinas luces
a las que vivo apegado normalmente.
PARA INF-PRIM