lunes, 26 de febrero de 2018

Faltan 26 días

PARA ESO-BACH


1.      Párate

En un momento de silencio, hazte consciente de quién eres, de dónde estás, de ti mismo. Siente que no estás solo. Dios aquí y ahora está contigo.

2.      Déjate iluminar

Nos centramos en el Evangelio de ayer, segundo domingo de cuaresma. Estamos empezando ya la segunda semana de este tiempo. Seguimos con ese proceso de “Cuaresmate”, de parar, de pararnos en aquello que es más importante.

Del Evangelio de San Marcos 9, 2-10

En aquel tiempo, Jesús se llevó a Pedro, a Santiago y a Juan, subió con ellos solos a una montaña alta, y se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron de un blanco deslumbrador, como no puede dejarlos ningún batanero del mundo. Se les aparecieron Elías y Moisés, conversando con Jesús. Entonces Pedro tomó la palabra y le dijo a Jesús: "Maestro, ¡qué bien se está aquí! Vamos a hacer tres tiendas, una para ti, otra para Moisés y otra para Elías." Estaban asustados, y no sabía lo que decía. Se formó una nube que los cubrió, y salió una voz de la nube: "Éste es mi Hijo amado; escuchadlo." De pronto, al mirar alrededor, no vieron a nadie más que a Jesús, solo con ellos.
Cuando bajaban de la montaña, Jesús les mandó: "No contéis a nadie lo que habéis visto, hasta que el Hijo del hombre resucite de entre los muertos." Esto se les quedó grabado, y discutían qué querría decir aquello de "resucitar de entre los muertos".





3.      Remuévete

Seguro que más de una vez en tu vida has dicho esta frase… ¡Qué bien se está aquí! 
Quizá contemplando una puesta de sol, en el mar o la montaña, empapado de serenidad ante la inmensidad del horizonte. Quizá oyendo una melodía, o conversando con alguien con quien sintonizas bien. O… en un ratito de oración. Y querríamos que ese momento se prolongase indefinidamente porque una ola de bienestar nos invade…
Pero también en ocasiones, vemos que esta frase la utilizamos para no comprometernos, para quedarnos como estamos. Por eso hoy invitamos a reflexionar qué hay en mi vida que no me deja pararme en aquello que es más importante.


4.      En sus manos

     Rezamos juntos.

Ya bajo, Señor.
Me implicaré en el aquí y ahora.
Buscaré la sencillez y la dulzura de las cosas cotidianas.
El milagro del encuentro con los demás.
Me arrimaré a ti, que me llenas con tu luz
 y que me valoras por lo que soy.
Me alejaré de las mortecinas luces
a las que vivo apegado normalmente.

PARA INF-PRIM