Hoy terminamos el curso y para muchos supondrá la llegada de las vacaciones. Otros tendrán que esperar unos días y aprovechar las próximas semanas para afrontar las recuperaciones.
En cualquier caso, estar de vacaciones no supone dejar de ser cristiano. Nuestro compromiso social y nuestra vivencia de fe no debe esperar en un cajón hasta septiembre, sino que hay que seguir poniéndola en práctica todos los días. También en vacaciones.