Madre de Dios y Madre Nuestra, Virgen del Rocío,
a quien con devoción veneramos,
en la entrañable advocación del Rocío:
Manifiesta a tus hijos tu ternura,
amparando a quienes hoy, te invocan de todo corazón.
Socórrenos en nuestras necesidades,
consuélanos en nuestra aflicción.
Danos el auxilio de tu ayuda
para salir del pecado.
Y alcánzanos del Señor el perdón de las muchas culpas,
con que hemos ofendido a tu Hijo Jesús.
Señora Madre Nuestra:
Intercede por nosotros,
para que, libre de los males espirituales y temporales,
sirvamos a Jesús en Santidad y justicia,
todos los días de nuestra vida.
Así, bajo tu amparo y patrocinio,
llegaremos a tener parte contigo
en el gozo del reino de los Cielos.
Amén.