Hace ya
tiempo, una madre castigó a su hijo, por desperdiciar un rollo de papel dorado. El
dinero era escaso en esos días, por lo que explotó en furia cuando vio al
pequeño envolviendo una caja. Sin embargo, el niño llevó el regalo a su madre y
dijo:
- "Esto
es para ti, mamá". Ella se sintió avergonzada de su reacción de furia,
pero volvió a explotar cuando vio que la caja estaba vacía. Le volvió a gritar,
diciendo:
- "¿No sabes que cuando das un regalo a alguien se supone que debe haber
algo dentro?".El pequeño miró hacia arriba con lágrimas en los ojos y dijo:
- "Oh, mamá, no está vacía. Yo soplé besos dentro de la caja… todos para
ti". La madre puso los brazos alrededor de su hijo y le suplicó que la
perdonara.
Se dice que la mujer guardó esa caja dorada cerca de su cama por años y siempre
que se sentía derrumbada tomaba de la caja un beso imaginario y recordaba el
amor que su niño había puesto ahí para ella.