Nos sentimos impulsados por Dios a salir hacia una nueva
tierra, que facilite el nacimiento de una nueva época para el carisma marista.
Supone disposición a movernos, a desprendernos, a asumir un itinerario de
conversión tanto personal como institucional en los próximos ocho años. Hacemos
este camino con María, guía y compañera. Su fe y disponibilidad a Dios nos
alientan a realizar esta peregrinación. La “nueva tierra” de una auténtica
renovación del instituto nos pide un verdadero cambio de corazón (Del Vigésimo
Capítulo General de los Maristas)
Hoy todos somos llamados a esta nueva “salida” misionera. Cada
cristiano y cada comunidad discernirá cuál es el camino que el Señor le pide,
pero todos somos invitados a aceptar esta llamada: salir de la propia comodidad
y atreverse a llegar a todas las periferias que necesitan la luz del evangelio (Evangelii
Gaudium 20)