miércoles, 4 de junio de 2014

El espíritu de familia

El espíritu de familia es una forma de ser que nos sana como personas y nos transforma. Nos hace confiar en el otro, aceptar los propio límites y sacar a la luz lo mejor que Dios nos ha dado. Cuando no hay nada que aparentar, sólo queda disfrutar del encuentro con el otro. De este espíritu, nacen los detalles con los demás, que nos caracterizan. Como Marcelino, cultivamos entre nosotros las pequeñas virtudes: perdonar las ofensas diarias, comprender las razones del otro y ponerse en su lugar, estar alegres, prever las necesidades de los demás y ser solícitos en el servicio con sencillez, ser pacientes y afables, saber dejar paso a los otros cuando les toca actuar...De esta manera se nutre la vida diaria y se va ganando en profundidad.

(Documento En torno a la misma mesa, Nº69,70)