Por la vida y por el aire,
¡Gracias, Señor!
Por la gente que madruga,
por el sol y por la luna,
¡Gracias, Señor!
Por el pájaro que canta,
por el árbol y sus ramas,
¡Gracias, Señor!
Por el agua y por el cielo,
por los montes y las playas,
¡Gracias, Señor!
Pero, gracias, sobre todo,
por mi ser y mi persona,
porque me has hecho libre.
Gracias por el bien que puedo hacer
y porque nadie mejor que Tú, Señor,
me sabe comprender.