jueves, 30 de enero de 2014

Cortó la roca

Marcelino era un estímulo para los más flojos; junto a él todo el mundo trabajaba, nadie se atrevía a permanecer ocioso ni se negaba a hacer un trabajo por penoso y bajo que fuera. 

Uno de los días en que fue a trabajar con los canteros, uno de los obreros, fornido y con fama de no achicarse ante ningún obstáculo, le dijo: Marcelino, hemos desistido de partir esa roca; es un pedernal tan duro que es inútil perder en ella más tiempo. El padre Champagnat quería a toda costa hacerla desaparecer porque rezumaba humedad contra el edificio;así que le siguió la broma diciendo: Pero hombre, parece mentira, ¿no tiene usted más agallas?. No es extraño; está usted dando unos golpes que no reomperían la suela de mis botas. Y diciendo esto, tomó el pico y golpeó con tal fuerza la roca que volaban trozos en todas las direcciones. Al verlo, los obreros tomaron sus herramientas y se pusieron a trabajar con tanto ardor que al día siguiente la roca había desaparecido.